Bienvenidos al blog de Tere

Este es el blog de Tere que les quiere expresar sus aficiones literarias, que empieza con muchas ganas de escribir, contar e inventarse a sí misma con relatos e historia de la vida misma.

sábado, 3 de marzo de 2012

Fiesta


Siempre me han gustado las fiestas, la música, las luces, la gente, así que cuando los vecinos de chalet de al lado me invitaron no me pude resistir. Mi marido que no le gustaba la idea de aguantar aquella pelmaza pareja tan inoportuna y pesada decidió dejarme sola ante aquel festivo día de fatal desenlace. Ahora lo veo apenado.
Lo que nunca perdona una es que te ignoren. Que vayas a un evento y nadie te dirija la palabra,  pero ahora que lo pienso no recuerdo ni como llegué allí, estaban mis amigos, conocidos y familiares, reunidos alrededor de mi, sin mirarme apenas, no sabes si te has confundido de reunión, de fiesta.
Con lo guapa y elegante que me había puesto para la ocasión.
Ves a un lado a tu madre entretenida parloteando con sus vecinos, a tu padre con un aire distraído e indiferente. Me vi en una habitación oscura, iluminada apenas con velones enormes en una esquina que desprendían un olor ocre, característico. Había una puerta entreabierta, desde donde se veía la luz.  Entre sombras y luces, estaban muchos de mis amigos, mis compañeros de trabajo, del gimnasio, de la clase de italiano, todos con aire de desconcierto.
Las oyes venir pero no puedes moverte, apenas consigues dirigir la atención hacia la gran luz distante que se presenta ante ti y te aparecen las imágenes difusas.
En un principio no había nada en aquella habitación, era de grandes paredes de piedra,  enormes ventanales se repartían por los laterales con cristales policromos, decorados con distintos motivos. Apenas entraba la luz por las rendijas, empezaba a amanecer, no se oía ningún ruido, silencio, poco a poco se despierta la mañana, comienzan los ruidos del exterior, de la calles adyacentes. Una mujer de figura siniestra se acerca a colocar flores y velas, tras ella otras figuras irreconocibles.
Se me agolpan, entre sueños, los recuerdos. Si me hubieran avisado de lo que iba a pasar aquella noche me lo habría pensado dos veces.  Salir a la calle, aquella noche de lluvia, sin luna, de total oscuridad, poco tráfico. Con mi torpe caminar subida en las zapatillas rojas de tacones altos.  Tan cerca y no llegué.
Pero no sé cómo sucedió. En mi apresurado caminar para no llegar tarde a la fiesta, como una cenicienta ilusionada, un fuerte golpe. Que manía mi obsesión por no llegar tarde a la fiesta. Un impacto fuerte y todo se paró.
Se escucha la música que todos reconocen, se presiente un ambiente frío,  el aire helado de la mañana inunda  todo el espacio, un escalofrío en todo el cuerpo. Y luego, el paso del tiempo, de las horas y tu inmóvil, esperando. Sola. 

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